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jueves, diciembre 01, 2005
lAS COSAS DE MI PAIS HASTA EL DIFUNTO "PROFESOR JUAN BOSCH" TIENE UNA ORACION. SERA UN SANTO?
Oración Fúnebre a Juan Bosch
Pueblo Dominicano:En medio de una conmovedora manifestación nacional de duelo, hemos acudido hoy a este campo santo, con el respaldo de una inmensa y solidaria muchedumbre, a despedir los restos mortales del hombre que con mayor devoción patriótica dedicó sus cualidades de genio a hacer de la República Dominicana una nación digna y respetable e insuflar en sus hijos el amor por la libertad y la democracia.Hemos acudido a este lugar venerable a tributarle nuestro testimonio de afecto, de respeto y de reverencia, al profesor Juan Bosch, una de nuestras más destacadas figuras de todos los tiempos, asà como de toda la América, en los ámbitos de las letras, la cultura, el pensamiento social y las lides polÃticas.Juan Bosch trajo a la vida condiciones excepcionales. Poseedor de una inteligencia superior y de una notable capacidad creativa, pudo haberse dedicado con exclusividad a la literatura.AllÃ, como lo demuestra la calidad de su obra, habrÃa tenido un éxito asegurado. Maestro insuperable del cuento, autor de piezas inolvidables como La Noche Buena de Encarnación Mendoza, Rumbo al Puerto Origen o Fragata, habrÃa continuado acumulando un gran prestigio, tanto nacional como internacional.Pudo haberse dedicado nada más a ser novelista, como lo prueban sus dos pequeñas obras maestras: La Mañosa y El Oro y la Paz.Pudo haberse consagrado a ser únicamente biógrafo, pues desde hace años, sus textos, David, BiografÃa de un Rey; JudÃas Iscariote, el Calumniado y BolÃvar, Texto para Escolares, lo consagran como una especie de Stefan Zweig o Emil Ludwig latinoamericano, por lo reluciente de su estilo, la elegancia de su prosa y la densidad de sus juicios.En el campo del ensayo histórico y sociológico, habrÃa sido insuperable. Trujillo, Causas de una TiranÃa Sin Ejemplo, Composición Social Dominicana y De Cristóbal Colón a Fidel Castro, lo consolidan como el más profundo, el más analÃtico y el más imaginativo de todos nuestros historiadores nacionales.Como ensayista polÃtico no sólo carece de rival en la República Dominicana, sino que figura entre los más eminentes de cualquier época histórica de América Latina. Su Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana ya es un clásico, de referencia obligada. La Dictadura con Respaldo Popular, uno de los textos más influyentes y mejor escritos de toda la literatura polÃtica continental; y el Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo, la obra de una mente prodigiosa, orientada a la reflexión profunda, capaz de trascender el dogma y el cliché.Juan Bosch, esa figura inconfundible de pelo blanco y pecho erguido, fue el hombre que revolucionó la oratoria polÃtica en nuestro paÃs, sustituyendo la expresión ampulosa y artificial, por imágenes simples, de fácil comprensión para las mayorÃas nacionales.Fue el creador de metáforas poderosas, de profunda penetración popular, como la de tutumpotes e hijos de machepa; y todavÃa nos parece estar escuchando su voz sonora y metálica al despedirse de sus intervenciones radiales, con la acostumbrada frase de, “Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.â€�Juan Bosch pudo haber escogido cultivar con carácter de exclusividad cualquiera de esos campos, y habrÃa sido, sin lugar a dudas, un hombre apreciado y admirado.Pero a pesar de tantos talentos y tantas posibilidades, que se le ofrecÃan sin riesgo alguno, prefirió, sin embargo, algo más difÃcil, más atrevido y más peligroso: prefirió luchar por una república de ciudadanos libres.Prefirió consagrar sus mayores esfuerzos y energÃas a la formación de una sociedad, culta y civilizada, donde sus hombres y sus mujeres, sus niños y sus ancianos tuviesen garantizado el ejercicio de sus derechos esenciales: el derecho a expresar libremente sus ideas y opiniones, sin ser molestados, el derecho a organizarse con fines pacÃficos, el derecho a rebelarse contra la tiranÃa y la opresión, el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a poseer un hogar, en fin, el derecho a desarrollar sus potencialidades humanas.Considerándose discÃpulo y seguidor del maestro puertorriqueño, Eugenio MarÃa de Hostos, Juan Bosch prefirió escoger el camino de la lucha y el sacrificio, en aras de un ideal de redención humana, en lugar de vivir solamente de la contemplación y el misticismo.Agobiado por el ambiente tenebroso que se vivÃa en el paÃs desde principios de la década del treinta, cuando se instaura la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, Juan Bosch decide establecerse en el exilio.Allà dura casi un cuarto de siglo, en el que no sólo continúa con su labor literaria, sino que funda un partido, el Partido Revolucionario Dominicano, moviliza a todas las fuerzas democráticas del exterior, gana adeptos y hasta ayuda a organizar una expedición armada contra la dictadura, la de Cayo Confites.Con el desplome del régimen oprobioso de los Trujillo, Juan Bosch, imbuido de un gran prestigio y de una inmensa autoridad en los cÃrculos de la izquierda democrática de América Latina, regresó a la República Dominicana.El 15 de diciembre de 1962, en las primeras elecciones libres celebradas en el paÃs, luego de más de tres décadas, fue elegido abrumadoramente por el pueblo dominicano como Presidente de la República.En su toma de posesión, el 27 de febrero de 1963, hizo una de las promesas más solemnes y trascendentales que jamás se habÃan escuchado de un estadista dominicano. Dijo: “Mientras seamos gobierno, la libertad no perecerá en la República Dominicana.â€�Y asà fue.Por haber sido un hombre consecuente con su prédica de libertad y de honestidad, el nombre de Juan Bosch siempre brillará como una luz resplandeciente en el horizonte polÃtico nacionalDadas las debilidades institucionales de la época, el gobierno que presidió fue derrocado a los siete meses, mediante un golpe de Estado. En un primer momento, por confusión, o por temor a la represalia, la sociedad dominicana se mantuvo en calma.Sin embargo, algún tiempo después, en abril de 1965, cuando el pueblo comprendió lo que habÃa perdido con el derrocamiento de uno de los regÃmenes más democráticos que habÃa conocido en toda su historia, se lanzó a las calles a pedir el retorno del gobierno constitucionalista del 1963. A reclamar a gritos la vuelta al poder del profesor Juan Bosch.Aquella contienda ocasionó la segunda intervención militar de los Estados Unidos a la República Dominicana en el siglo XX, y lo que se inició como una revuelta popular para reinstaurar un régimen democrático, despojado en forma ilegÃtima del poder, terminó siendo una lucha por el rescate de la soberanÃa, la autodeterminación y la dignidad del pueblo dominicano, simbolizada a través de la figura del profesor Juan Bosch.Nuevas luchas reclamarÃan su concurso. La lucha en contra de la represión. La lucha por la legalidad, por elecciones libres y limpias y la lucha por la construcción de un bloque de la dignidad nacional.En medio de múltiples vicisitudes y conflictos, Juan Bosch abandona el Partido Revolucionario Dominicano y crea el Partido de la Liberación Dominicana, del que ha sido hasta hoy y seguirá siendo siempre su marco de referencia, su guÃa espiritual y su fuente de inspiración patriótica.Juan Bosch ha sido el único lÃder polÃtico en la historia de la República Dominicana que ha formado y conducido al poder a dos partidos polÃticos del ala liberal democrática.Con esos atributos, habrÃa tenido méritos más que suficientes para haber sido consagrado como uno de los gigantes de nuestra historia.Sin embargo, Juan Bosch ha sido más que eso. Ha sido, sobretodo, el creador de una original escuela de pensamiento polÃtico democrático en la República Dominicana, en la que se han enfatizado valores esenciales, como el de la vocación de servicio, el sentido del honor y el decoro, y el amor a la Patria.Hoy, en medio de la aflicción y la pesadumbre, sus discÃpulos hemos venido a acompañarle a lo que será su lugar definitivo de descanso; y a reafirmar ante su cuerpo inerte nuestro compromiso solemne de luchar en forma unida e inquebrantable por hacer realidad su sueño de una República Dominicana libre, próspera y digna.En estos momentos, dirigimos nuestras últimas miradas hacia él, con veneración y respeto, como lo merece el profesor Juan Bosch, el hombre sensible a todo sufrimiento humano, el esposo amoroso y tierno, el padre consagrado, el amigo solidario y generoso, el conductor de multitudes, el forjador de toda una generación de luchadores sociales, el más grande pensador dominicano de todos los tiempos.Hace algunos años, Robert Berroa, un joven y humilde poeta del pueblo, formado al calor de las enseñanzas y de la influencia del profesor Bosch, escribió estos versos en su honor, que hoy aquà pronunciamos:“Sigue compañero,que los hijos rendidosen el tibio resplandor de la lucha,desde su azul lejano,tomarán tus manos poseÃdos por el más hiriente dolorhasta ir a la más apartada orilladel luto.Entonces tú,Empezarás a crecer en los ritualesY los sueños retenidos en los rinconesde la Patria. ¡Maestro, que en Paz descansen sus restos, y que Dios, el Todopoderoso, lo acoja para siempre!La Vega, octubre 2, 2001
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